Nuestros productos deshidratados conservan las propiedades más importantes de los productos frescos pero con innumerables ventajas para el uso industrial y para el consumidor final, como ejemplos:
1. Listos para usarse en el momento, no se tienen que lavar.
2. No se tienen que rebanar
3. No son perecederos
4. Ocupan muy poco espacio de almacén pues están concentrados.
5. Se rehidratan fácilmente.